TDA vs TDAH: Lo que necesitas saber

En el ámbito de la neurodiversidad, dos términos a menudo se confunden y se utilizan indistintamente: el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Si bien comparten una raíz común en la disfunción de la atención, es crucial comprender sus particularidades para un diagnóstico preciso y, lo que es más importante, para brindar el apoyo adecuado a los niños que viven con estas condiciones. Le invitamos a explorar sus características distintivas, cómo se diferencian y, finalmente, conocer algunas recomendaciones prácticas para fomentar un entorno de convivencia armonioso y propicio para el desarrollo de los niños afectados.

¿Qué es el TDA (Trastorno por Déficit de Atención)?

Tradicionalmente, el TDA se refería a una presentación del trastorno de atención que se caracterizaba predominantemente por la falta de atención. En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), la terminología ha evolucionado, y lo que antes se conocía como TDA ahora se clasifica como TDAH con presentación predominantemente inatenta. A pesar del cambio de nomenclatura, la esencia del TDA se mantiene, indicando que los niños con esta condición luchan principalmente con la capacidad de mantener la concentración, seguir instrucciones, organizar tareas y recordar detalles.

Las características clave de la presentación predominantemente inatenta, incluyen.

  • Dificultad para prestar atención, también pueden cometer errores por descuido. Esto se manifiesta en tareas escolares, deberes o actividades cotidianas.
  • Problemas para mantener la atención en tareas o juegos. Se distraen fácilmente con estímulos irrelevantes.
  • Da la impresión de que no escuchan cuando se les habla directamente. Su mente divaga incluso en conversaciones uno a uno.
  • No seguir instrucciones y no terminar tareas o deberes. Comienzan actividades, pero no las concluyen.
  • Dificultad para organizar tareas y actividades. Sus pertenencias, trabajos y tiempos suelen ser un caos.
  • Evitar o mostrar aversión a tareas que requieren esfuerzo mental sostenido. Como la lectura prolongada o problemas de matemáticas complejos.
  • Extraviar objetos necesarios para tareas o actividades. Juguetes, lápices, libros, etc.
  • Fácilmente distraídos por estímulos externos. Cualquier sonido o movimiento los saca de su concentración.
  • Olvidadizos en las actividades diarias. Olvidan citas, fechas límite o lo que se les pidió hace poco.

Es importante destacar que los niños con TDA (presentación inatenta) a menudo pasan desapercibidos porque su comportamiento no es disruptivo. Pueden ser vistos como soñadores o despistados, lo que retrasa el diagnóstico y el apoyo necesario.

¿Qué es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)?

El TDAH es un trastorno, que se caracteriza por la persistente inatención y/o hiperactividad-impulsividad que afecta o influye de manera negativa, en el funcionamiento o el desarrollo de quien lo presenta. A diferencia de la presentación inatenta, el TDAH incorpora la dimensión de la hiperactividad e impulsividad, lo que lo hace más evidente en muchos casos debido a las manifestaciones conductuales.

El DSM-5 reconoce tres presentaciones principales del TDAH:

  • Presentación predominantemente inatenta. Presenta las características descritas anteriormente, es decir, lo que antes se conocía como TDA.
  • Presentación predominantemente hiperactiva/impulsiva. Se caracteriza principalmente por.
    • Inquietud o nerviosismo. Mover las manos o los pies, retorcerse en el asiento.
    • Abandonar el asiento en situaciones en las que se espera que permanezca sentado. Por ejemplo, en el aula, en la mesa.
    • Correr o trepar excesivamente en situaciones inapropiadas. Especialmente en entornos donde no se permite.
    • Incapacidad para jugar o participar en actividades de ocio tranquilamente.
    • Hablar en exceso. Esto incluye el responder antes de que se haya terminado la pregunta (impulsividad verbal) y la dificultad para esperar su turno.
    • Interrumpir o inmiscuirse en los juegos o conversaciones de otros.
  • Presentación combinada. Es la más común y presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad-impulsividad. Los niños con esta presentación exhiben un patrón equilibrado de dificultades en ambas áreas.

¿Cómo se diferencian el TDA y el TDAH?

La principal diferencia radica en la presencia o ausencia predominante de la hiperactividad e impulsividad.

TDA (TDAH, presentación inatenta). Se enfoca en las dificultades atencionales. Los niños pueden ser tranquilos, soñadores y olvidadizos, pero no necesariamente inquietos o disruptivos. Su lucha es interna, en la organización de sus pensamientos y acciones.

TDAH (presentación hiperactiva/impulsiva o combinada). Incluye la inatención, pero se le suma un componente motor y de control de impulsos. Estos niños son a menudo inquietos, enérgicos, impacientes y pueden tener dificultades para controlar sus reacciones y comportamientos.

Es crucial entender que ambos son parte del mismo espectro de trastornos por déficit de atención. La distinción es importante para el diagnóstico, ya que la presentación de síntomas influye en la evaluación y en las estrategias de intervención más adecuadas. Un niño con TDA (inatento) podría beneficiarse más de técnicas para mejorar la organización y la gestión del tiempo, mientras que un niño con TDAH hiperactivo podría necesitar estrategias para canalizar su energía y desarrollar el autocontrol.

Recomendaciones para facilitar la convivencia con niños con TDA/TDAH

La convivencia con un niño con TDA o TDAH puede ser un desafío para muchas familias y docentes, pero con comprensión, paciencia y estrategias adecuadas, se puede crear un ambiente que fomente su desarrollo y bienestar.

Educación y comprensión

  • Infórmate. Aprende todo lo que puedas sobre el TDA/TDAH. Cuanto más comprendas la condición, mejor podrás responder a sus necesidades.
  • Acepta la condición. Entiende que no es falta de voluntad o mala educación, sino una diferencia neurológica.
  • Comunica a la familia y educadores. Asegúrate de que todos los adultos que interactúan con el niño comprendan la condición y trabajen juntos.

Estructura y rutinas

  • Establece rutinas claras. Los niños con TDA/TDAH prosperan con la predictibilidad. Horarios fijos para levantarse, comer, hacer la tarea, jugar y dormir son esenciales.
  • Organiza el entorno. Un espacio ordenado y libre de distracciones, especialmente para tareas y estudios, es fundamental. Utiliza organizadores, etiquetas y cestas.
  • Divide las tareas grandes. Desglosa las tareas complejas en pasos más pequeños y manejables para evitar la sobrecarga.

Comunicación clara y consistente

  • Instrucciones cortas y concisas. Evita oraciones largas y complejas. Habla directamente y haz contacto visual.
  • Repite y verifica la comprensión. Pídele al niño que repita lo que le has dicho para asegurarte de que lo ha entendido.
  • Utiliza ayudas visuales. Horarios visuales, listas de verificación y recordatorios pueden ser muy efectivos.
  • Sé positivo y refuerza el buen comportamiento. Elogia los esfuerzos y los logros, por pequeños que sean.

Manejo de la hiperactividad e impulsividad (para TDAH)

  • Ofrece oportunidades para liberar energía. Actividades físicas, juegos al aire libre, deportes son cruciales.
  • Permite breaks Pequeños descansos para moverse durante tareas que requieren estar sentado.
  • Enseña estrategias de autocontrol. Técnicas como contar hasta diez, respiración profunda o el semáforo para pensar antes de actuar.
  • Ignora comportamientos menores de búsqueda de atención. Refuerza los comportamientos positivos.

Apoyo emocional y social

  • Fomenta la autoestima. Los niños con TDA/TDAH a menudo experimentan frustración y fracaso, lo que puede afectar su autoestima. Resalta sus fortalezas y talentos.
  • Enséñale habilidades sociales. Ayúdales a entender las señales sociales, a esperar su turno y a resolver conflictos de manera apropiada.
  • Establece límites claros y consecuencias lógicas. Sé consistente y justo en la aplicación de las normas.
  • Busca grupos de apoyo. Conectarse con otras familias que enfrentan desafíos similares puede ser muy beneficioso.

Colaboración con profesionales

  • Busca diagnóstico y tratamiento profesional. Un pediatra, neurólogo infantil o psiquiatra infantil puede confirmar el diagnóstico y recomendar un plan de tratamiento, que puede incluir terapia conductual, medicación (si es necesaria y bajo supervisión médica) o ambas.
  • Trabaja con la escuela. Desarrolla un Plan Educativo Individualizado (PEI) si es posible, con adaptaciones y apoyos específicos para el niño.

El TDA y el TDAH, en sus diversas presentaciones, son condiciones que impactan la vida de los niños y sus familias. Comprender sus características distintivas, la diferencia entre la inatención predominante y la combinación con hiperactividad/impulsividad, es el primer paso para ofrecer un apoyo efectivo. Al implementar estrategias de estructuración, comunicación clara, manejo conductual y apoyo emocional, las familias, educadores y cuidadores pueden crear un ambiente que no solo facilite la convivencia, sino que también empodere a estos niños para desarrollar su máximo potencial. La paciencia, el amor y la persistencia son las claves para navegar este camino y ver florecer a estos niños únicos.

 

Fuentes:

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5). American Psychiatric Publishing.
  • Barkley, R. A. (2015). Attention-Deficit Hyperactivity Disorder: A Handbook for Diagnosis and Treatment (4th ed.). Guilford Press.
  • DuPaul, G. J., & Stoner, G. (2003). ADHD in the Schools: Assessment and Intervention Strategies (2nd ed.). Guilford Press.
  • National Institute of Mental Health (NIMH). (2023). Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder (ADHD). Disponible en: https://www.nimh.nih.gov/health/topics/attention-deficit-hyperactivity-disorder-adhd.

El poder del sueño: Claves para un descanso infantil óptimo

El sueño es una necesidad biológica fundamental para todos los seres humanos, pero su importancia se magnifica exponencialmente en el desarrollo de los niños. Lejos de ser un mero período de inactividad, el sueño en la infancia es un proceso altamente dinámico durante el cual ocurren innumerables funciones vitales para el crecimiento físico, cognitivo y emocional. Privar a un niño de un sueño óptimo es como construir una casa sin cimientos sólidos; eventualmente, la estructura mostrará deficiencias. Es imperativo que padres, cuidadores y educadores comprendan la relevancia de un descanso adecuado para asegurar el bienestar y el desarrollo integral de los más pequeños.

Beneficios del sueño óptimo en la infancia

Los beneficios de un sueño de calidad en los niños son extensos y se manifiestan en múltiples áreas de su vida.

  • Desarrollo cognitivo y aprendizaje. Durante el sueño, especialmente en las fases de sueño profundo y REM (Rapid Eye Movement), el cerebro infantil consolida la información adquirida durante el día, fortalece las conexiones neuronales y organiza los recuerdos. Un estudio publicado en la revista Pediatrics por Mindell et al. (2010), destacó que los niños con patrones de sueño irregulares o insuficientes presentaban un rendimiento académico inferior, dificultades en la atención y la memoria, y menor capacidad para resolver problemas. La privación de sueño afecta directamente la función ejecutiva, que incluye la planificación, la flexibilidad cognitiva y el autocontrol, habilidades cruciales para el éxito escolar y social.
  • Crecimiento físico y salud inmunológica. Disfrutar de un sueño profundo, favorece la secreción de la hormona del crecimiento. Por lo tanto, un descanso insuficiente puede impactar negativamente el crecimiento lineal de los niños. Además, el sistema inmunológico se fortalece durante el sueño. La investigación de Cohen et al. (2009), ha demostrado que los niños que no duermen lo suficiente son más susceptibles a infecciones virales, como resfriados y gripe, y pueden tener una respuesta menos efectiva a las vacunas.
  • Regulación emocional y comportamiento. El sueño juega un papel fundamental en la regulación de las emociones. Los niños que duermen mal tienden a ser más irritables, impulsivos, ansiosos y propensos a cambios de humor. Pueden manifestar más problemas de comportamiento, como la hiperactividad y la agresión. El Dr. Rafael del Río (2018), reconocido neuropediatra, enfatiza que el sueño es el gran modulador del humor y la conducta infantil. La falta de sueño puede dificultar que los niños procesen adecuadamente las experiencias emocionales y regulen sus respuestas, lo que a menudo se traduce en rabietas frecuentes y dificultades para gestionar la frustración.
  • Salud mental. La relación entre el sueño y la salud mental es bidireccional. La falta crónica de sueño en la infancia ha sido asociada con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) en etapas posteriores de la vida. Un estudio de Gregory y Sadeh (2012), subraya que los problemas de sueño pueden ser tanto un síntoma como un factor contribuyente a las dificultades de salud mental en los niños y adolescentes.
  • Prevención de la obesidad. Varios estudios han encontrado una correlación significativa entre la duración del sueño y el riesgo de obesidad infantil. La privación de sueño puede alterar las hormonas que regulan el apetito, como la leptina, que se encarga de suprimir el apetito, y la grelina que, en este caso, lo estimula. Esto puede llevar al niño a experimentar un aumento del apetito y antojos de alimentos poco saludables. Además, Lumeng et al. (2012) indica que los niños cansados pueden tener menos energía para la actividad física, contribuyendo así al aumento de peso.

Tips para lograr un descanso infantil óptimo

Lograr que los niños disfruten de un sueño de calidad requiere de un enfoque consistente y la creación de un ambiente propicio. Es por ello que, la Doctora Elizabeth Napolitano ha dado a conocer algunos tips fundamentales.

  • Hacer ejercicio regular. La actividad física regular, de preferencia durante el día, puede ayudar a los niños a conciliar el sueño con más facilidad por la noche. Sin embargo, es importante evitar el ejercicio intenso justo antes de acostarse, ya que puede ser estimulante.
  • Ambiente del dormitorio adecuado. El dormitorio debe ser un santuario para el sueño. Esto puede implicar el mantenerlo oscuro y silencioso. Las cortinas opacas pueden ayudar a bloquear la luz exterior, especialmente en las mañanas, y así garantizar la generación de la melatonina. Asegurarse de que el colchón y la almohada sean cómodos y adecuados para la edad del niño también es importante.
  • Establecer una rutina. La consistencia es clave. Acostar y levantar a los niños a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, ayuda a regular su reloj biológico. Esto se conoce como el ritmo circadiano.
  • Limitar el uso de pantallas antes de acostarse. La luz azul emitida por tablets, teléfonos inteligentes, televisores y computadoras interfiere con la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño. Se recomienda que los niños eviten el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir.
  • Una dieta equilibrada. Evitar las bebidas con cafeína, tales como, refrescos y chocolate, así como los alimentos azucarados, especialmente en las horas previas a la cama, puede mejorar la calidad del sueño. Una cena ligera y equilibrada es preferible a una comida pesada.
  • Evitar siestas prolongadas. En muchos hogares acostumbran que los niños tomen una siesta en horas de la tarde. Esto es perfecto, para ayudar en el desarrollo del niño y su bienestar, y es un buen complemento para el descanso nocturno, sin embargo, estas siestas no deben ser muy prolongadas, o podrías descontrolar su rutina de sueño nocturno.

El sueño no es un lujo, sino una necesidad imperativa para el desarrollo saludable de los niños. Invertir en un sueño óptimo para nuestros hijos es invertir en su salud, su felicidad, su rendimiento académico y su bienestar general. Al comprender los profundos beneficios del descanso adecuado y al implementar estrategias consistentes para fomentar buenos hábitos de sueño, podemos sentar las bases para que los niños crezcan como individuos resilientes, con una mente ágil y un cuerpo fuerte, preparados para enfrentar los desafíos y aprovechar al máximo su potencial. Proporcionar un sueño de calidad a los niños es, sin duda, uno de los regalos más valiosos que podemos ofrecerles.

 

Fuentes:

  • Cohen, S., et al. (2009). Sleep Habits and Susceptibility to the Common Cold. Archives of Internal Medicine, 169(1), 62-67.
  • Del Río, R. (2018). El gran modulador del humor y la conducta infantil. Conferencia sobre sueño infantil.
  • Gregory, A. M., & Sadeh, A. (2012). Annual Research Review: Sleep problems in childhood psychiatric disorders—a review of the latest findings and future directions. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 53(4), 329-349.
  • Lumeng, J. C., et al. (2012). Sleep Duration and Childhood Obesity. Current Obesity Reports, 1(2), 108-115.
  • Mindell, J. A., et al. (2010). Behavioral Interventions for Infant and Toddler Sleep Problems: A Review. Pediatrics, 126(6), 1184-1196.

¿Las pesas afectan el crecimiento de los niños?

El levantamiento de pesas en niños es un tema que a menudo genera preocupación y debate. Durante mucho tiempo, ha prevalecido el mito de que este tipo de entrenamiento puede dañar las placas de crecimiento de los niños, afectando su estatura final. Sin embargo, la evidencia científica más reciente ha comenzado a desmentir estas creencias, revelando que, cuando se realiza de manera adecuada y bajo supervisión profesional, el entrenamiento con pesas puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo físico y mental de los más jóvenes.

El crecimiento y las placas epifisarias: ¿Realmente hay riesgo?

La principal preocupación en torno al entrenamiento con pesas en niños ha girado en torno a las placas de crecimiento, también conocidas como placas epifisarias. Estas son áreas de cartílago en los extremos de los huesos largos donde ocurre el crecimiento óseo en niños y adolescentes. La teoría tradicional sugería que el estrés excesivo sobre estas placas, como el que se podría generar con el levantamiento de pesas, podría causar lesiones y detener prematuramente el crecimiento.

Sin embargo, la American Academy of Pediatrics (AAP), en su estudio junto a Faigenbaum y Myer (2011), indican que las lesiones en las placas de crecimiento debido al entrenamiento de fuerza son extremadamente raras y, cuando ocurren, generalmente se deben a técnicas inadecuadas, pesos excesivos o falta de supervisión. De hecho, la mayoría de las lesiones relacionadas con el ejercicio en niños provienen de actividades recreativas o deportes competitivos como el fútbol, el baloncesto o la gimnasia, donde las caídas, los golpes y los movimientos bruscos son más comunes.

Beneficios del entrenamiento con pesas en niños

Más allá de disipar el mito del riesgo para el crecimiento, estudios como el de Lloyd & Faigenbaum (2011) hacen referencia al hecho de que, el entrenamiento con pesas ofrece una amplia gama de beneficios para el desarrollo integral de los niños, entre los que se pueden destacar los siguientes.

  • Aumento de la fuerza muscular. El aumento en la fuerza muscular se traduce en un mejor rendimiento en deportes, mayor facilidad para realizar actividades diarias y una reducción del riesgo de lesiones.
  • Mejora de la composición corporal. El entrenamiento de fuerza ayuda a construir masa muscular magra y a reducir la grasa corporal. Para Faigenbaum & Myer (2010), esto es crucial para combatir la obesidad infantil, una preocupación creciente en la salud pública.
  • Fortalecimiento de huesos y articulaciones. La carga mecánica sobre los huesos durante el levantamiento de pesas estimula la formación ósea, lo que lleva a una mayor densidad ósea y a huesos más fuertes. Lloyd & Faigenbaum (2011), consideran que esto puede reducir el riesgo de osteoporosis en la edad adulta. También fortalece los tendones y ligamentos alrededor de las articulaciones, mejorando la estabilidad y reduciendo el riesgo de esguinces y distensiones.
  • Mejora del rendimiento deportivo. Los niños que entrenan con pesas pueden experimentar mejoras en la velocidad, la agilidad, la potencia y la resistencia, lo que se traduce en un mejor desempeño en sus deportes favoritos.
  • Prevención de lesiones. Al fortalecer los músculos alrededor de las articulaciones, el entrenamiento de fuerza puede reducir significativamente el riesgo de lesiones, tanto en actividades deportivas como en la vida cotidiana.
  • Desarrollo de habilidades motoras. El aprendizaje de técnicas de levantamiento de pesas mejora la coordinación, el equilibrio y las habilidades motoras generales de los niños.
  • Aumento de la autoestima y la confianza. Lograr metas de fuerza y ver el progreso físico puede tener un impacto muy positivo en la autoestima de los niños. También les enseña disciplina, perseverancia y la importancia del esfuerzo.
  • Hábitos saludables. Introducir a los niños al ejercicio de forma estructurada y positiva a una edad temprana puede sentar las bases para un estilo de vida activo y saludable en la edad adulta, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas asociadas con el sedentarismo.
  • Mejor control del azúcar en sangre. El aumento de la masa muscular mejora la sensibilidad a la insulina, lo que puede ser beneficioso para prevenir la diabetes tipo 2.

Recomendaciones para niños que entrenan con pesas

Para asegurar que el entrenamiento con pesas sea seguro y beneficioso para los niños, es fundamental seguir una serie de recomendaciones clave.

  • Supervisión profesional cualificada. Un entrenador certificado con experiencia en entrenamiento juvenil es indispensable. Ellos pueden diseñar un programa adecuado a la edad, nivel de desarrollo y madurez del niño, y asegurar que la técnica sea siempre la correcta.
  • Enfoque en la técnica, no en el peso. La prioridad absoluta debe ser el aprendizaje de la técnica correcta para cada ejercicio. Un peso incorrecto con una técnica deficiente es la principal causa de lesiones.
  • Programas adaptados a la edad y el desarrollo. Los programas deben ser individualizados y progresivos. No todos los niños se desarrollan al mismo ritmo.
  • Calentamiento y enfriamiento adecuados. Cada sesión debe comenzar con un calentamiento dinámico para preparar los músculos y las articulaciones, y terminar con un enfriamiento y estiramientos suaves para mejorar la flexibilidad y la recuperación.
  • Variedad y diversión. El programa debe ser variado y divertido para mantener el interés del niño. Incorporar diferentes ejercicios y modalidades puede prevenir el aburrimiento y promover un compromiso a largo plazo.
  • Nutrición e hidratación. Una dieta equilibrada y una hidratación adecuada son fundamentales para apoyar el crecimiento, la recuperación y el rendimiento.
  • Descanso suficiente. El descanso es tan importante como el entrenamiento para el crecimiento y la recuperación muscular. Los niños necesitan dormir lo suficiente para permitir que sus cuerpos se reparen y se desarrollen.
  • Escuchar al cuerpo. Enseñar a los niños a reconocer las señales de su cuerpo, como el dolor o la fatiga excesiva, es crucial. No deben forzarse a través del dolor.
  • Consulta médica previa. Antes de que un niño comience cualquier programa de entrenamiento con pesas, es recomendable una consulta con un pediatra o un médico para asegurar que no existan condiciones preexistentes que puedan contraindicar este tipo de actividad.

El entrenamiento con pesas en niños, cuando se aborda con precaución, conocimiento y la orientación adecuada, no solo es seguro, sino que es una inversión valiosa en su salud y bienestar a largo plazo. Al desterrar viejos mitos, podemos empoderar a la próxima generación para que desarrolle un cuerpo fuerte, una mente resiliente y hábitos saludables que perduren toda la vida.

 

Fuentes:

  • Faigenbaum, A. D., & Myer, G. D. (2010). Resistance training among young athletes: safety, efficacy and injury prevention effects. British Journal of Sports Medicine, 44(1), 56-63.
  • Faigenbaum, A. D., Myer, G. D., & American Academy of Pediatrics. (2011). Resistance training for children and adolescents. Pediatrics, 127(5), e1477-e1480.
  • Lloyd, R. S., & Faigenbaum, A. D. (2011). Bone health in children and adolescents. Current Sports Medicine Reports, 10(3), 166-172.

Asma y deportes: ¡Rompiendo barreras y alcanzando sueños!

Para muchos padres, la palabra asma, puede evocar preocupaciones cuando se trata de la participación de sus hijos en actividades deportivas. Es natural temer que el esfuerzo físico pueda desencadenar una crisis asmática, limitando la capacidad del niño para disfrutar plenamente de la infancia y sus beneficios. Sin embargo, es crucial disipar este mito: el asma no tiene por qué ser un impedimento para que los niños se involucren activamente en el deporte. De hecho, con el manejo adecuado y precauciones inteligentes, la actividad física regular, puede incluso mejorar la función pulmonar y la calidad de vida de los niños asmáticos.

El deporte ofrece innumerables beneficios para el desarrollo infantil, tales como, mejorar la condición física, fomentar habilidades sociales, promover la disciplina y ayudar a construir la autoestima. Privar a un niño de estas experiencias debido al asma, es perder una oportunidad valiosa. La clave reside en la educación, la planificación y la comunicación entre padres, médicos, entrenadores y el propio niño.

Entendiendo el asma y el ejercicio

El asma inducida por el ejercicio, es una condición común en la que el esfuerzo físico provoca síntomas asmáticos como tos, sibilancias, opresión en el pecho y dificultad para respirar. De acuerdo a Hallstrand & Parsons (2012), esto ocurre porque la respiración rápida y profunda durante el ejercicio, especialmente en ambientes fríos o secos, puede irritar las vías respiratorias sensibles de una persona con asma, ocasionando el estrechamiento de las vías respiratorias, produciendo así, estos síntomas característicos del asma. Sin embargo, esto no significa que el ejercicio sea perjudicial, solo que requiere un manejo específico.

Es importante recordar que el asma es una condición manejable. La mayoría de los niños con asma pueden participar en casi cualquier deporte si su asma está bien controlada. El objetivo no es evitar el ejercicio, sino manejarlo de manera segura y efectiva para que los niños puedan disfrutar de todos sus beneficios.

Estrategias clave para el éxito deportivo

Para que un niño con asma pueda disfrutar del deporte sin preocupaciones, es fundamental seguir una serie de consejos prácticos, que han sido objeto de estudio de muchos especialistas, y lograr establecer una rutina específica para el joven atleta.

Comunicación abierta con el Pediatra o Neumonólogo. Este es el primer y más importante paso. Antes de que su hijo comience o continúe cualquier actividad deportiva, debe hablar con su médico. El especialista está en la capacidad de evaluar la severidad del asma del niño, y hacer los ajustes necesarios en la medicación de control y rescate. Así como facilitar algunas recomendaciones respecto a los deportes que generan menor riesgo para su condición, y las precauciones a seguir.

Desarrollar un plan de acción para el asma. Este plan es su hoja de ruta, y debe indicar los diferentes medicamentos que debe ingerir a diario y los de rescate, con sus respectivas indicaciones. Además, todos los adultos involucrados en la rutina de la práctica deportiva del niño, padres, entrenadores y cuidadores, por dar algunos ejemplos, deben tener acceso a esta información, así como el conocimiento de los síntomas de una crisis asmática, y qué se debe hacer ante esta situación.

Medicación preventiva, como un pilar fundamental. Para muchos niños con asma, el uso de un broncodilatador de acción rápida, por ejemplo, el salbutamol, antes del ejercicio, es una estrategia que Parsons et al. (2013) recomiendan, porque altamente efectiva para prevenir los síntomas. El médico indicará el momento y la dosis adecuados. Este simple paso puede marcar una gran diferencia en la capacidad del niño para participar sin limitaciones. Es vital que el niño siempre lleve consigo su inhalador de rescate.

Calentamiento y enfriamiento adecuados. Un calentamiento progresivo de 10 a 15 minutos antes del ejercicio ayuda a preparar las vías respiratorias y los pulmones para la actividad. Esto puede incluir estiramientos ligeros, caminata o trote suave. De manera similar, un enfriamiento gradual después del ejercicio es importante para evitar un descenso brusco de la temperatura corporal y la consecuente contracción de las vías respiratorias.

Consideraciones ambientales. Ciertos entornos pueden ser más propensos a desencadenar síntomas asmáticos:

  • Clima frío y seco. Se recomienda usar una bufanda o un pañuelo sobre la boca y la nariz, puede ayudar a calentar y humidificar el aire antes de que llegue a los pulmones.
  • Alta concentración de polen o contaminantes. En días con altos niveles de polen o mala calidad del aire, considere actividades bajo techo o un momento del día en que los niveles sean más bajos.
  • Irritantes en el aire. Evite áreas con humo de cigarrillo, aerosoles químicos o polvo excesivo.

Hidratación constante. Beber suficiente agua antes, durante y después del ejercicio es crucial para mantener las vías respiratorias hidratadas y ayudar a prevenir la irritación.

Reconocer los síntomas y saber cuándo detenerse. Eduque a su hijo sobre los signos tempranos de una crisis asmática, como la tos inusual, sibilancias leves, dificultad para respirar o sensación de opresión en el pecho. Enséñele a comunicar estos síntomas inmediatamente a un adulto y a detener la actividad física si aparecen. Es mejor prevenir que lamentar.

Elección del deporte. Mientras que la mayoría de los niños con asma bien controlada pueden practicar casi cualquier deporte, algunos pueden ser más adecuados para ciertas personas.

  • Deportes intermitentes. Como béisbol, fútbol americano, voleibol, gimnasia y sprint, suelen ser mejor tolerados que los deportes de resistencia continua. Esto se debe a que permiten pausas para la recuperación.
  • La natación. A menudo se recomienda este deporte para niños con asma, ya que el ambiente cálido y húmedo de una piscina cubierta es generalmente beneficioso para las vías respiratorias.
  • Deportes en climas fríos. Tales como el esquí y el patinaje sobre hielo, pueden requerir precauciones adicionales como calentamientos más prolongados y el uso de equipo que cubra la boca y la nariz.

Empoderar al niño. Es fundamental que el niño entienda su condición y conozca cómo manejarla. Anímelo a hablar sobre sus síntomas y a participar en la toma de decisiones sobre su cuidado. Empoderarlo le dará confianza y le ayudará a manejar el asma de forma proactiva.

El asma no es una sentencia que condena a los niños a una vida sedentaria. Con un manejo adecuado, una planificación cuidadosa y la colaboración entre padres, médicos y entrenadores, los niños con asma pueden, no solo participar en deportes, sino también, sobresalir en ellos. La actividad física regular es una parte vital de un estilo de vida saludable, y sus beneficios superan con creces los riesgos cuando el asma está bajo control.

 

Fuentes:

  • Hallstrand, T. S., & Parsons, J. P. (2012). Exercise-induced bronchoconstriction. Clinics in Chest Medicine, 33(3), 441-454.
  • Parsons, J. P., Hallstrand, T. S., Mastronarde, J. G., Kaminsky, D. A., Rundell, K. W., Hull, J. H., … & American Thoracic Society. (2013). An official American Thoracic Society clinical practice guideline: exercise-induced bronchoconstriction. American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, 187(10), 1016-1027.

Cómo lograr que ser celiaco sea divertido para los niños

Ante la cercanía del 5 de mayo, cuando se celebra el Día Internacional de Celiaco, la intención es tener un poco de empatía con aquellos que les ha tocado recibir un diagnóstico de celiaquía, en especial cuando se trata de un niño, para quien la noticia puede ser difícil de asimilar, y que de manera repentina, se tiene que enfrentar a un mundo lleno de no puedes. Las restricciones dietéticas, las miradas curiosas y la sensación de ser diferente pueden generar frustración y tristeza. Sin embargo, con la actitud correcta, creatividad y mucho amor, podrás transformar este desafío en una oportunidad para aprender, explorar, e incluso, divertirse.

El secreto radica en cambiar la perspectiva. En lugar de enfocarse en lo que se elimina, celebren todo lo que sí puede disfrutar. La clave está en involucrar al niño en el proceso, empoderarlo con conocimiento y convertir la cocina y las celebraciones en experiencias emocionantes y libres de gluten.

Que ir al supermercado sea toda una aventura

Transforma el hacer las compras en una búsqueda del tesoro. Hagan una lista juntos, marquen los productos aptos para celíacos con pegatinas de colores o dibujos divertidos. La Fundación para la Celiaquía recomienda, enseñar a los niños, a leer las etiquetas como si fueran códigos secretos, buscando los sellos y las listas de ingredientes permitidos. Convierte la sección sin gluten en una tierra de descubrimientos, donde encontrar nuevas galletas, panes y pastas se convierta en una emocionante misión.

Todos… ¡Manos a la Masa!

Un estudio de la Academia de Nutrición y Dietética, específicamente Pérez-Escamilla et al. (2013), indican que involucrar a los niños en la cocina es una forma fantástica de hacer que se sientan parte del proceso y de que desarrollen una relación positiva con la comida sin gluten. Puedes designar un día a la semana para ser ayudantes de chef sin gluten. Ellos se pueden encargar de medir ingredientes, mezclar masas, decorar galletas con formas divertidas y sentirse orgullosos de crear deliciosas opciones seguras para ellos. Experimentar con harinas alternativas como la de arroz, almendra o coco puede ser una aventura sensorial en sí misma.

Celebraciones sin Culpa

Los cumpleaños y las fiestas no tienen por qué ser momentos de ansiedad para los niños celíacos. Si tu hijo es un invitado, habla con los padres del festejado, para que existan opciones deliciosas y atractivas para los niños celiacos. Y si ellos no tienen idea de qué pueden ofrecer a los niños con estas necesidades nutricionales específicas, te puedes ofrecer para hornear cupcakes sin gluten decorados con emocionantes personajes o preparar brochetas de frutas coloridas.

También puedes proponer algunas actividades, como crear estaciones de haz tu propia pizza sin gluten, con ingredientes seguros. La clave es la planificación y la comunicación con otros padres para garantizar que tu hijo se sienta incluido y especial.

El Poder de la Información y la Comunidad

La celiaquía no tiene por qué ser tomada como una condición de otro mundo. La Dra. Alessio Fasano (2011) indica la importancia de explicar a tu hijo su condición, de una manera sencilla y adaptada a su edad, utilizando cuentos, dibujos o analogías divertidas. Hazle entender que su superpoder es tener un cuerpo sensible al gluten y que, al cuidarse, se sentirán fuertes y llenos de energía. También puedes buscar grupos de apoyo para familias con niños celíacos, es algo que puede ser muy beneficioso, porque conectar con otros niños que comparten la misma condición les ayudará a sentirse menos solos, y a intercambiar ideas y recetas divertidas.

Adaptando los Clásicos con Creatividad

¿A qué niño no le gustan los panqueques, las pizzas o los brownies? El desafío está en adaptar estas recetas clásicas a versiones sin gluten que sean igual de deliciosas. Aprovecha la tecnología y explora recetas en línea, experimenta con diferentes ingredientes y convierte la búsqueda de la versión perfecta sin gluten, en un proyecto familiar divertido. ¡A veces, el resultado puede ser incluso mejor que el original!

El Arte de las Presentaciones Divertidas

Seguramente siempre has escuchado que la comida entra por los ojos. Y es que, un plato de verduras sin gluten puede transformarse en una obra de arte con un poco de creatividad. Corta las zanahorias en forma de estrella, prepara sándwiches con cortadores de galletas y convierte los trozos de fruta en brochetas de arcoíris. Un plato visualmente atractivo siempre será más apetitoso para un niño, y los no tan niños.

Viajes y Salidas sin Estrés

Planificar con anticipación es clave para que las salidas y los viajes sean experiencias positivas. Investiga los restaurantes con opciones sin gluten, o si quieres una salida especial, prepara picnics con las comidas favoritas de tu pequeño, y enséñale a preguntar de manera educada sobre los ingredientes. En fin, conviértanse en detectives sin gluten, en cada nuevo lugar que visiten.

Fomentar la Independencia y la Confianza

A medida que crecen, es importante que los niños celíacos aprendan a manejar su dieta de forma independiente. Puedes enseñarles a leer etiquetas, a preparar refrigerios sencillos y a comunicarse con los adultos responsables sobre sus necesidades. Esto les dará confianza y les permitirá participar plenamente en diferentes actividades.

Celebrar los Logros y la Resiliencia

Reconoce y celebra los esfuerzos de tus hijos por seguir su dieta sin gluten. Un pequeño regalo, una salida especial o simplemente un elogio sincero pueden reforzar su motivación y hacerle sentir orgulloso de su compromiso con su salud. La celiaquía no tiene por qué ser una limitación, sino una muestra de su fortaleza y capacidad de adaptación.

Mantener una Actitud Positiva

La actitud como padres es fundamental. Si muestras frustración o ansiedad, tus hijos lo percibirán. En cambio, si abordas la celiaquía con optimismo, creatividad y humor, le transmitirás un mensaje poderoso: que vivir sin gluten puede ser una aventura llena de descubrimientos y deliciosas posibilidades.

Como puedes ver, lograr que ser celíaco sea divertido para los niños requiere un cambio de enfoque. Se trata de empoderarlos, involucrarlos y celebrar cada pequeño logro. Al convertir la dieta sin gluten en una aventura culinaria y social, podemos ayudar a nuestros hijos a vivir una vida plena, saludable y, sobre todo, ¡feliz! La celiaquía no tiene por qué ser un obstáculo, sino una oportunidad para descubrir un mundo de sabores y posibilidades sin gluten.

 

Fuentes:

  • Celiac Disease Foundation. (s.f.). For Kids and Teens. Recuperado de https://celiac.org/kids-teens/
  • Fasano, A. (2011). Celiac Disease: A New Paradigm for a New Century. G&B Press.
  • Pérez-Escamilla, R., Segura-Pérez, S., & Vega-López, S. (2013). Dietary Acculturation and Its Impact on Childhood Obesity. Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, 113(10), 1324-1335.